Monte que arde

 




Mi tierra arde ante la ignorancia.

Por la dejadez humana, por esa forma de demostrar poder.

Como si el suelo sobre el que caminamos no importara.

Arden mis ojos por el humo que provocan las mentiras e incoherencias. Tantas que no podemos controlar.

Y somos muchos los que día a día, pedimos un poco de agua, que no sea de lágrimas inocentes.

Arde mi tierra que ya quiere dejar de sufrir pérdidas.

Hemos quemado hasta sus ganas de seguir floreciendo.

Lloran mis ojos por las cenizas de aquellos árboles que estuvieron de pie.

De pie frente a las injusticias, dando sombra hasta los ingratos.

Vestidos de rojo, cuál demonio de los infiernos creados por humanos.

Nos enfrentamos a las hogueras que nosotros mismos creamos, tememos y lloramos.

Y vemos aún los árboles crepitar de pie.

Vestidos de rojo arrojando lazos de agua, con la esperanza convirtiéndose en vapor.

Aún arde mi tierra y mis ojos lloran por ese humo de la impotencia ante el poder.

Podemos no ver, pero la tristeza se siente en el aire por que aquello no va a volver.

Y no es el clima que nos acecha.

Somos nosotros , nuestras hachas y nuestra sed interminable.

Quizá algo debamos entender.

Dejar de culpar a los dioses del efecto invernadero, esos que nosotros hemos dejado caer.

Tala a tala. Muerte a muerte.

Sin ver las gotas caer, siento mis ojos arder.

Seguiremos vestidos de rojo frente al árbol muriendo de pie, arrojando lágrimas vaporosas.

Aunque no sirva, Aunque estemos por caer, por que soy de los que cree que es este suelo el que debería prevalecer.

Por eso mientras arda mi tierra, mi alma lo hará también.


S.F.Milá

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