Winter
se entregó al perdón de aquellos antepasados poco recordables, se arrodilló frente a su propio desastre y lloró lo que sus ancestros no habían podido.
Sus lágrimas cayendo sobre la tierra, lavaron la sangre seca de los que creyeron morir por un objetivo, por una pasión o por una libertad que solo ellos se estaban quitando.
Caían una y otra vez en sus propios engaños, sufrían y lloraban muertes provocadas por ellos mismos durante sus insistentes intentos de poderío y dominación.
Y el juego del sumiso y amo se daba a través de los años como una patología sin cura.
La ira supera día a día la imaginación inocente de Winter
, que una vez más desconsolada ante la destrucción, se castigaba por no haber podido evitarla. Mientras Killian
se debatía entre abrazarla algo que no acostumbraba a hacer, o seguir parado como un poste a su lado mientras los cadáveres los rodeaban. También pensó en exponer alguno de sus discursos de la humanidad perdida y las razas sin solución para que entendiera que no valían su extrema tristeza. Prefirió callar ya que quizá su oscuridad no sea de ayuda en este momento.
Su mirada se posó en las cataratas de lágrimas que salían de a través de sus rudimentarios anteojos completamente empañados, seguía sus movimientos mientras ella se los quitaba y limpiaba entre espasmos, hipidos y negaciones.
Decir que no lo sensibiliza sería mentir, algo de empatía le quedaba aún, una mínima pizca, aunque surgía con más facilidad en lugares seguros, a solas y en lo posible desnudos.
Nada de lo que era posible en estos momentos, sumado a la angustiosa sensación de ser un inútil sentimental el peligroso y para nada agradable entorno escabroso; logró reaccionar.
Saliendo de su parálisis por verla llorar después de haber asesinado un número aproximado de diez seres. Y cayendo en la cuenta que su empatía no supera aún su instinto de supervivencia.
— Winter
—- la llamó en un susurro, necesitaba que volviera en sí, estaban en un mundo hostil. Y debían ponerse a salvo
— enseguida voy — contestó con la voz ronca y sin mirarlo. Luego comenzó a rumiar como solía hacerlo cuando hablaba con los Oshiashi
— as alig
diseyd
ou
diseyd
as alig
ix
— (alinearte con el deseo, y el deseo se alineará a la paz) — oimy
ix
ou
diseyd
inu
as olig
fiz
log
wiwif
(que la paz y el deseo dibujen la felicidad de todas tus vidas)
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